En el mundo del cine, de vez en cuando (solo de vez en
cuando por desgracia) podemos encontrarnos directores que por su forma de ver
el séptimo arte o de acercarse a las historias que cuentan se hacen famosos y
de la noche a la mañana y se convierten en ídolos artísticos secundados por
hordas de fans incondicionales.
Los ejemplos más claros a día de hoy son Christopher Nolan,
Quentin Tarantino o Zach Snyder entre
otros. Directores con carreras brillantes y con películas espectaculares (unas
más que otras). Pero como proclama el ying yang, todo bien tiene su mal, y este
mal es el temido “hype” que está tan de moda en estos tiempos. El “hype” no es
más que las expectativas que se generan ante el inminente trabajo de un
director famoso.
Evidentemente, los ejemplos puestos no están elegidos al
azar ya que, en mi opinión, los nuevos trabajos de los realizadores arriba
mencionados han sido victimas del hype o, en el caso de Zach Snyder, tienen
muchas probabilidades de sufrirlo (ojala me equivoqué).
Eso no quiere decir que todas las películas a las que nos
referimos o que sufren esta tendencia sean necesariamente malas (ojo, algunas
si). Simplemente que las expectativas ante ese acontecimiento es tal que luego
cuando llega te das cuenta que no es para tanto. Es como cuando llevas tanto tiempo esperando ver una
película que todo el mundo decía que era tan buena y a la hora de la verdad no
es para tanto. Pues eso
En mi opinión, siempre he pensado que tanto en el mundo del
cine, como de la música, como en el arte, todo gran artista tiene una película
o disco nefasto. Es una regla no escrita, pero es una regla que se cumple a
rajatabla. Ya sea por intentar cambiar de género o un estupefaciente en mal
estado, es difícil (o casi imposible, diría yo) encontrar a alguien que en su
vida de artista no haya tenido un fracaso estrepitoso o una obra incomprendida.
En un momento así, es fácil como fan despreciar al autor de
dicha catástrofe artística, cagarse en sus muertos y predicar que estará muerto
para nosotros de por vida. Yo salí muy pero que muy decepcionado de estrenos
como ‘El caballero oscuro: La leyenda renace’, ‘Django Desencadenado’ o ‘Thor’.
En mi caso, el que más palos se ha llevado he sido yo porque para el gran
grueso del público son películas muy pero que muy aceptables. Esta ha sido la
razón por la que me he lanzado a escribir esta entrada.
No os engañéis, yo soy el mayor mitómano del mundo. Idolatro
a mucha gente como Woody Allen, Robert De Niro Metallica, Ryan Gosling, Jeff
Bridges, Foo Fighters y un largo etcétera. Sin embargo, no tengo problema en
criticar ‘Vicky Cristina Barcelona’, ‘St. Anger’, ‘Gangster Squad’, ‘Los hombres que miraban
fijamente a las cabras’ o cualquier bodrio en los que actualmente sale el señor
De Niro (por suerte o por desgracia, no tengo ninguna queja de Foo Fighters).
En resumen, para bien o para mal los artistas que nos gustan
y que llenan nuestra vida de emociones no dejan de ser humanos y como humanos
que son, hierran como toda personal terrenal, es lo más normal del mundo. Pero
no por ello vamos a ocultar la realidad. ¿No?
PD: Now playing
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