Hoy es Jueves Santo (así, en
MAYÚSCULAS porque la ocasión lo merece), un día esperado por
muchos devotos para ver esas procesiones maravillosas que son tan
famosas en nuestro país. Por otro lado, muchos esperaban este día
por ser el primero de un bonito puente de cuatro días (más si eres
de esos afortunados) que servirán de descanso a muchos.
A mi, por el contrario, ni me va ni me
viene. Por suerte o desgracia no soy una persona nada religiosa y
dada mi situación me encuentro más parado que un gato de escayola.
Lo que si ha conllevado esta festividad religiosa es la reunión de
la familia por diferentes santos y por el día del padre, lo que no
deja de ser curioso (se podría decir que hipócrita) debido a que
somos una familia de ateos en nuestra mayoría y “celebramos”
este tipo de cosas.
Cierto es que aun siendo una mayoría
ateos también tenemos religiosos en la familia, católicos y un
musulmán, por lo que os podéis imaginar las discusiones que se
generan. Por mi forma de ser, me encanta discutir de una forma
amistosa con el fin de aprender y de convencer o que me convenzan.
Sin embargo, es difícil discutir de religión debido a que se basan
en dogmas de fe y, se mire por donde se mire, es algo incapaz de
rebatir ya que no se apoya en nada “solido” por lo que,
frustrado, sales de estas conversaciones maldiciendo a todos aquellos
totems levantados por los que te rodean.
Y eso es lo que ha ocurrido hoy, perdí
mi temple y acompañado de mi enfurruñamiento salí a pasear con mis
pensamientos. Ese ha sido el momento del día que me ha hecho
lanzarme a escribir hoy ya que en los últimos meses cambió mi
percepción sobre este tema. No me malinterpretéis, sigo sin creer
en un ser supremo creador de todo lo que nos rodea pero hubo momentos
de dubitación.
En los últimos meses me he visto rodeado por
diferentes coincidencias, muchas relacionadas con mismos temas, que
me hicieron plantearme esto de diferente forma, mirarlo desde otro
ángulo. Pero aunque lo haya intentado y pensando con cierta
perspectiva solo son tonterías, automentiras de la propia mente para
pensar en un futuro mejor. Al fin y al cabo para eso se creó la
religión ¿no?
Así que aquí me encuentro, más
incrédulo que al principio, dejando de lado un vestigio de
agnosticismo y aferrándome todavía al ateísmo. Es difícil que
después de tantos años con las mismas convicciones cambien de la
noche a la mañana, aunque por otro lado también es difícil
mantener la fe viendo la cantidad de atrocidades que nos rodean en el
día a día.
Supongo que al fin y al cabo esto es
como un ying yang, sin que nada sea sea bueno y malo del todo. Las
religiones van a seguir existiendo por mucho que pasen los años ya
que siempre existirá ese miedo a el fin después de la muerte, así
que en este tema estaremos para siempre en un punto muerto. Aunque yo
estaré siempre dispuesto a discutirlo.
Un poco de la BSO de mi vida (esta vez, la canción no está elegida al azar)